EN EL PICO
Querría resguardarte de la noche,
que no hubiera intemperie,
que no hubiera latón ni aire oxidado.
Querría que el olvido o la erosión
fueran muecas risibles de otra historia
y ahora nunca murieras
y ahora nunca el insomnio te quemase
de plástico los ojos.
Querría que el deseo
llegara siempre a tiempo a la estación,
que el reloj consistiera en un juego de niños.
Que la tormenta fuera con flor de jacarandas.
Y el dolor, nada más que dos sílabas inermes.
Que la mayor herida la dijesen los pájaros.
CRUSTÁCEOS
Algún día recordaremos esto.
Cuando no haya palabras que nos dejen nombrarlo.
Este tiempo de equívocos,
este tiempo cangrejo.
Este tiempo de diálogos sin voz
que nos gritan los ojos
y que después no llegan siquiera a la garganta.
Algún día recordaremos esto.
Probablemente en silencio, por no
perder tanta costumbre.
Por no saber hablar
otro idioma distinto a la nostalgia.
De: Aunque los mapas
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